viernes, 7 de junio de 2013

LOS REYES ETRUSCOS






                                Los reyes etruscos







Tramo de muralla serviana, junto a la Estación Termini, uno de los principales vestigios arqueológicos de los reyes etruscos.
Un siglo después de su fundación, el primitivo núcleo de pastores había ido creciendo hasta convertirse en una ciudad digna de tenerse en cuenta. A los cuatro primeros reyes, originarios de Roma, les sucedieron tres monarcas etruscos, de la poderosa familia de los Tarquinios. Por contraste con sus rústicos predecesores latinos y sabinos, los reyes etruscos provenían de una cultura mucho más avanzada, y mostraron a los romanos las ventajas del comercio y la industria.

Tarquinio Prisco

El primero de ellos, Tarquinio Prisco, culto e inteligente, se ganó la voluntad de los romanos mediante dádivas y, dicen que fue el primero en dirigir un discurso al pueblo pidiéndole su nombramiento. Para celebrar su triunfo y contentar a la plebe, organizó los primeros juegos en el actual emplazamiento del Circo Máximo, inaugurando una costumbre que no se interrumpió desde entonces.
Con el fin de reforzar su autoridad se hizo construir un palacio, en el que se mostraba, ante nobles y plebeyos, rodeado de un fastuoso ceremonial. Tarquinio Prisco convirtió Roma en una auténtica ciudad, con calles bien trazadas y barrios delimitados, cuyos desechos se arrojaban al Tíber a través de la Cloaca Máxima.

Servio Tulio

Su sucesor, Servio Tulio, era de origen humilde, pues había nacido de una esclava. Sin embargo, se educó en el palacio de Tarquinio el Viejo y acabó casándose con su hija. Fue un rey querido y respetado, que llevó a cabo importantes obras en la ciudad. Cuando más tarde los romanos llegaron a aborrecer la memoria de los reyes, guardaron siempre el recuerdo de Servio Tulio como un rey bienhechor.
Él construyó la primera muralla de Roma, llamada por ello muralla serviana, de la cual asoman todavía aquí y allá abundantes vestigios. Y reorganizó completamente el ordenamiento político de la ciudad, agrupando a sus ciudadanos no por su domicilio, sino en función de su riqueza. De este modo, impulsó la industria y el comercio, al abrir la carrera política a todos aquellos que, aún siendo de orígenes humildes, hubieran conseguido enriquecerse por sus propios méritos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario