El Mito de Eros (Cupido o Amor romanos)
Eros es el dios del amor. En un principio se consideraba nacido
a la par de Gea y del Caos. También se piensa que nació del Huevo Original
engendrado por la Noche, cuyas dos mitades al romperse formaron el cielo y la
tierra respectivamente.
Otras versiones que insistían en verlo como un dios menor, y
que le quitaban el simbolismo de cohesión interna del cosmos, apuntaban que Eros
era un genio intermediario entre los hombres y los dioses, y que había nacido de
Poros (el Recurso) y Penía (la Pobreza). Se caracteriza por ser una fuerza
inquieta e insatisfecha.
La tradición más aceptada y difundida establecía que era hijo
de Afrodita (diosa del amor) y de Hermes (mensajero de los dioses). Gracias a
los poetas clásicas Eros adqurió su fisonomía más conocida que es la de un niño
alado, que se divierte llevando el desasosiego a los corazones.
Sin embargo, se ha descubierto que hay diversas genealogías
para este dios. A veces se le tiene por hijo de Hermes y Artemisa Ctonia, o bien
de distintas Afroditas. Así habría un Amor, hijo de Hermes y Afrodita Urania,
Anteros -amor contrario o recíproco- hijo de Ares (dios de la Guerra) y Afrodita
(hija de Zeus y Dione). Otro sería hijo de Hermes y Artemisa (hija de Zeus y
Perséfone) y es este el que se identifica más con el tradicional niño alado.
Puede ser según ciertas representaciones que los inflame con la
llama del amor, o que los hiera con las flechas. Pero por más ingenua que sea su
apariencia, se adivina en el fondo al dios poderoso y grande. Su madre le tiene
muchas consideraciones y cierto temor.
Una de las historias más conocidas y además muy romántica donde
interviene Eros, es en la que se enamora de la mortal Psique, y de cómo pierde a
su amada y luego la recupera, casándose con ella.
En ocasiones, se le llama Amor o Amores, y su versión latina es
conocida como Cupido.
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