Hermes (Mercurio romanos)
Hermes era hijo de Zeus y de la ninfa Maia, hija de Atlas,
uno de los 12 dioses del Olimpo. Tenía múltiples funciones, pues era mensajero
de su padre, guía de las almas de los muertos en el Averno, símbolo de la
prosperidad entre los humanos y protector de los viajeros, los mercaderes y los
ladrones. Era ingenioso, diestro y astuto, como un joven sin problemas a la hora
de gastar bromas o mentir sin que le descubriesen. Su aspecto era el de un joven
atractivo con un sobrero alado y unas sandalias también aladas que le daban una
extraordinaria movilidad. En su mano llevaba una vara que le servía para hacer
magia o para hipnotizar a la gente.
Hermes llegó al mundo en Arcadia, donde Zeus visitó a su
madre en la cueva del monte Cilene. Inmediatamente después de su nacimiento, el
joven precoz inventó un instrumento musical, la lira, tensando cuerdas sobre el
caparazón de una tortuga. Esa misma noche, en Macedonia, robó 15 de las vacas de
Apolo y las llevó al Peloponeso borrando sus huellas. Sacrificó dos de ellas a
los dioses y luego regresó a la cueva a descansar en su cuna.
Apolo le buscó y le encontró gracias a Bato, el pastor locuaz
que traicionó a Hermes y fue convertido en basalto por los dioses. El pequeño
Hermes afirmó no haber robado nada, pero después de acudir a Zeus se llegó al
acuerdo de hacer un intercambio. Hermes se podría quedar con el ganado si le
regalaba la lira a Apolo. En adelante los dioses serían amigos y Hermes hizo de
protector de pastores, rebaños y manadas.
Como patrón de los viajeros, Hermes viajaba también a menudo,
pues era responsable del correo. En la antigua Grecia, el hermaiherm,
pilar fálico de piedra rematado con la cabeza de Hermes servía como punto de
entrega del correo en las carreteras y en las calles. Venían de las pilas de
piedras que los viajeros depositaban una a una en puntos concretos del camino.
Tiempo después en las ciudades, los hermaiherm fueron también ubicados frente a
las puertas de las casas y de los gimnasios, ya que éste era un dios especial
para los atletas.
Hermes tuvo todo tipo de romances. El más importante de sus
descendientes fue el dios Pan, nacido de su relación con una ninfa. De su
romance con Afrodita nació el bello Hermafrodito, que después adquirió también
rasgos femeninos debido a una ninfa, y Príapo, poseedor de un gigantesco falo.
Según otras versiones, Príapo sería hijo de Dioniso. El pastor Dafnis fue otro
de sus hijos. Las mortales le adoraban, entre ellas Herse, hija del rey
ateniense Cecrops. Su hermana Aglauro, terriblemente celosa, sólo permitió que
el dios se acostase con su hermana a cambio de dinero. Como castigo, Hermes la
convirtió en una estatua de basalto. Otro de los amores del dios fue la
habilidosa Apenosien, que al principio era demasiado rápida para él pero que al
final fue superada después de haber escapado una vez.
Como mensajero y hombre diestro, Hermes hizo trabajos para
los dioses y otros importantes seres inmortales. Apoyó a su padre en sus
aventuras fuera del matrimonio, ya fuese para eliminar al monstruo de 100 ojos
Argo, guardián de lo (ver lo) o para llevar a los toros a la playa donde quería
seducir a Europa. El rey troyano Príamo viajó con Hermes hasta la tienda de
Aquiles, donde le rogó al héroe que le entregase el cuerpo de su hijo Héctor.
Odiseo, no menos astuto que Hermes, recibió del dios unas hierbas que le hacían
inmune a las tretas de Circe (ver Circe).
Hermes hizo también una gran labor como guía de las almas en
su tránsito hacia el otro mundo. Todos llegaban de la mano de Hermes Psicopompos
(«guía de las almas») hasta la laguna Estigia, donde debían pagar un óbolo para
subir en la barca que llevaba Caronte hasta el reino de Hades.
Mercurio, el dios romano que se igualaba con Hermes, fue
originalmente el dios del comercio y por ello se le representaba con un monedero
en sus manos.
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